domingo, 10 de julio de 2011

Roma: cuando las piedras hablan

Viajar a Roma es más que un vuelo de 2 horas y un cambio de país y de idioma. Viajar a Roma es también viajar atrás en el tiempo, empezando por el hotel. Un hotel de 4 estrellas en el año 2011 es como los hoteles de los años 60-70 en las películas.
Una vez por las calles, las ruinas lo llenan todo. Es sorprendente imaginar que debajo de las calles, o de las cuestas o de lo que sea, seguro que hay ruinas que merecen la pena y que sería maravilloso que terminara esta maldita crisis y se pudiera excavar en condiciones para ver todo lo que se esconde... pero las ciudades actuales impiden esto. Supondría demoler algunos de los edificios, calles, túneles, plazas... que tenemos.
Además de lo que visita todo el mundo (el Coliseo, el Foto, el Arco de Constantino...) hay muchas cosas curiosas y mucho menos frecuentadas que sorprenden: el Foro y Mercado de Trajano, La Domus Aurea (o Termas de Trajano), las Termas de Caracala, la Plaza de Largo Argentina, el Pantheon de Agripa...
Sorprende pensar que esas piedras llevan ahí más de 20 siglos contemplando la historia (la buena y la mala). Pensar que muchos pasaron por allí sin darle valor, se llevaron piedras para otros propósitos, construyeron sus casas aprovechando algunos de estos muros...
Pero si sales de la ciudad de Roma, hay cosas que sorprenden muchísimo más: Ostia Antica (el antiguo puerto de Roma) es ipresionante. Muros completos de casas, mosaicos, calles, pinturas, cocinas, patios, columnas... y supone un acercamiento muy interesante a la vida del día a día, a cómo hacían las cosas y cómo entendían la cida hace tanto tiempo.
Todo el mundo habla y conoce Pompeya (también impresionante y con detalles perfectamente conservados), pero hay más ciudades que han perdurado en el tiempo y se puden visitar como ruinas arqueológicas: Erculano, cerca también del Vesubio y que quedó arrasada con la erupción del volcán al tiempo que Pompeya.
La sensación es extraña: eres consciente de que las ruinas están bien cuidadas, otras están apuntaladas para no caer, árboles surgiendo entre los muros de determinadas casas y que amenazan la forma de algunas ruinas y su paso al futuro.
Sabes que pisas las mismas piedras que esa gente que vivió hace 20 siglos y que imaginaban (o no) la vida del futuro muy distinta a como nosotros la vemos. Pero conocían y dominaban la vida que nosotros intentamos descubrir, estudiar y adivinar por lo que nos hay llegado de ellos.
Sorprende pensar el trabajo de los historiadores antiguos, de los arqueólogos y paleontólogos con todo esto... y en lugares como Italia y Turquía se hace mucho más patente y valioso el coste y esfuerzo de sus trabajos para los que vendrán y estudiarán lo que pasó y lo que pasa hoy. Pero en un futuro, cuando lo que comprendemos como "hoy" también sea "ayer".

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