miércoles, 10 de junio de 2009

Escribiendo narraciones en el aula

Además de los ejercicios de descripción en los que he conseguido ilusionar (¿o debería utilizar el término "motivar", que es lo que nos demandan los padres con bastante frecuencia?), las narraciones dan bastante juego en el aula, además de fomentar su creatividad.

- Calentando el músculo narrativo: De nuevo, un ejercicio extraído de la Gramática de la Fantasía, de Rodari. Se preparan 8 papelitos (de algún color original atrae más su atención) doblados por la mitad, y que tengan escrito por fuera los números del 1 al 8. Dentro de cada uno de ellos, se pondrá una pregunta de las siguientes. Es importante que a la hora de responder, se ciñan solo a lo preguntado, y nada más:
1. Quién era
2. Dónde estaba
3. Cuándo
4. Qué hacía
5. Por qué
6. Qué dijo
7. Qué dijo la gente
8. Cómo acabó
Para su puesta en el aula, propongo algunas opciones distintas:
- Elegir a 8 al azar, Darle un folio al primero que contesta a la primera pregunta, dobla su frase para que no se vea y lo pasa al siguiente. se le puede dar más intriga haciendo que los 7 siguientes entren al aula al tocarles su pregunta, para que no conzcan las anteriores...
- Numerar a todos los alumnos de 1 al 8 y cada uno contestará a su pregunta. Luego se juntan por números, y ver posibles resultados... Ésta ofrece múltiples posibilidades y lecturas. Se puede votar la que más gusta.

- Personalizando. Dar a cada alumno un objeto y que cuente una jornada desde ese punto de vista (real o imaginaria, según el tipo de narrativa que se esté dando o que se quiera trabajar). También se pueden trabajar los puntos de vista.

- Alfabetos con vida: Este año he tenido una tutoría con el mismo número de alumnos que letras hay en el alfabeto (cuidar varios exámenes seguidos da para pensar cosas un tanto retorcidas). Hice pequeños papelitos, y en el interior de cada uno una letra del abecedario y los números de lista. De forma aleatoria ibal eligiendo letra (yo sacaba un papel de número y quien lo tiene de lista cogía una letra para él y el número del siguiente).
Una vez que tenían una letra, cada uno de ellos debía inventar una historia corta donde el protagonista y el lugar comenzasen por esa letra del abecedario.
Lo pondré en marcha más años, pero buscaré alternativas a grupos de otro número de componentes...

- Prefijando la realidad: Los prefijos dan mucho juego y obligarles a utilizarlos de forma creativa les puede ayudar a aprenderlos. Buscar varios prefijos y escribir una historia curiosa. Para quien quiera dar una vuelta más de tuerca, le recomiendo leer El país con el des- delante, de Cuentos por teléfono, también de Rodari.

Seguro que se os ocurren más, y os propongo compartirlas.

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