jueves, 7 de abril de 2011

¿Dónde queda la igualdad?

Tres noticias (próximas en temática y en su ubicación en muchos portales de noticias y revista de prensa) llaman mi atención en estos días y reflexiono...
- Alejandro Sanz no presenta el resultado de sus cuentas desde 2007 (Extraconfidencial)
- Hacienda atribuye a Ana Torroja el impago de más de un millón de euros (Diario de Mallorca)
- La industria musical distribuirá una guía sobre el buen uso de internet en las escuelas (EL MUNDO, Navegantes)
Soy docente, y reconozco (o confieso, como se prefiera) que ne algún caso utilizo internet en clase para documentarme o para servirme de ello en la práctica diaria: por ejemplo, utilizo (pongo por medio de internet o descargadas, si el aula no tiene conexión Wi-Fi) canciones que estén más o menos de moda y que me interesen por su mensaje. Para mí, esto no es un uso fraudulento; no pagaría en ningún caso por esa canción o videoclip, ya que yo no me lucro con ello (esto, lo primero) y en el mejor de los casos, sólo lo escucho 5 o 6 veces. En otros casos, tan solo 2.
¿Por qué no le damos la vuelta a esta tortilla? Ellos sólo ven que yo pongo esa canción sin pagarles a ellos lo que consideran son sus derechos de autor (la propiedad intelectual). Sin embargo, yo podría pedirles que me pagaran: yo los nombro, hablo bien de sus canciones (si no me gustan o no dicen más que tonterías, no las pongo y no trabajo con ellas), intento transmitir qué ha vivido, pensado o sentido el autor cuando la ha escrito, cómo ha enfocado el tema... Quizá yo podría pedirles también que me pagaran, dado que les estoy haciendo publicidad gratuita y en algún caso le descubro a los alumnos un grupo o cantante que luego han seguido y se han comprado el CD o han ido a un concierto.
El uso de canciones, esas que los alumnos escuchan en la radio, los centros comerciales, su casa o (en el caso de los más mayores) en la discoteca, hace que les acerques el mensaje a su realidad cotidiana (el mismo sentimiento no lo analizan igual si lo canta Alejandro Sanz, nombrado anteriormente, que si lo escribió Quevedo hace 400 años). Les hace caer en la cuenta de que hay sentimientos o pensamientos o situaciones que no son solo del hoy que viven.
Pero si prefieren que les dejemos en el anonimato y el desconocimiento de un posible público general, pues allá ellos. Ellos son los que se lo pierden.
La Ministra Sinde ha estado en el programa de Buenafuente (defraudada me hallo por la poca "caña" que le dio Andreu, más bien le hizo la pelota y le doró la píldora) y ha defendido que es por el bien de todos y para que la competencia lleve a una reducción en los precios. Esto no se lo creen ni ellos, porque los libros digitales cuestan mucho menos a las editoriales y tienen en mismo coste por acuerdos entre editoriales... pues lo mismo harán las discográficas.
Pero, sobre todo y ante todo, si quieren que yo pague por eso "porque [según ellos] es lo justo", ellos que empiecen por dar ejemplo y hacer justicia con las leyes que les aluden: pagar sus impuestos, declarar todo lo que ganan y serr consecuentes con las obligaciones en todos los campos. Que las piedras que ellos reclaman por justicia no les puedan caer sobre sus propios tejados en otra ocasión. Porque la ley es para todos y Hacienda somos todos.
Y quien tenga otro tipo de dudas a este respecto, le recomiendo esta entrada en el blog Física de película. Creo que todos deberíais leerlo.

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